miércoles, 6 de febrero de 2008

Una impúdica verdad de tantas

Siempre tuvo razón. Secretamente ella lo había descubierto antes no sé cómo. Yo pensaba que era insomne por amor. Ella le llamaba cafeína. Después de su partida nunca la volvió a ver, sólo la pudo beber.

8 comentarios:

Unknown dijo...

que cheere pequeña historia, de pocas palabras me imagine un mundo!

El R dijo...

Gracias. Nada comparada con las tuyas. Deliciosas, divertidas y asfixiantes. Gracias por venir.

Un saludo

Maxi Sánchez dijo...

Fans de Monterroso?? bien xvre :P:P:P
Limpio y llano, como me gust :P

mArXelLa dijo...

Insomne no...insomne si...cafeína, puede ser...pero que pasa si nunca parte y sólo la puede morder?

El R dijo...

Amor, la respuesta es simple.Una mordida no es ninguna, así que prefiero ser insomne junto a tí, como siempre. Sin cafeína como desde el principio del tiempo.

Un amoroso abrazo

LaClau dijo...

Finalmente, el café y sus historias haciendo de las suyas.... a pesar, o en complicidad, con Monterroso... salud.

El R dijo...

Qué bien Maxi, gracias por venir. A veces se me da lo retorcido. Pero haré lo que pueda.

Me gustó tu blog y te caeré de cuando en cuando.

Saludos

El R dijo...

Laclau, ni me digas. Las sombras de Tito son de las pocas que iluminan. Y la cafeína no hizo nada, sólo hace que me tiemble el recuerdo. Ja, ja.

Salud pues, aunque se crea que no tomas café.

Smack!!